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El presidente comediante y el poder de la palabra

Updated: Mar 27, 2023

El General George S. Patton dijo famosamente: "Las guerras se pelean con armas pero las ganan las personas”. A lo que se refería Patton es al poder del carácter del líder, de la palabra, de la pasión, de la motivación que nos lleva a luchar y a sobrevivir. Nada de eso se logra jalando un gatillo o bombardeando, sino inspirando y elevando el espíritu.


Apostaría a que en estos días aciagos de sangre y dolor, el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha recordado esas palabras, y ciertamente las ha puesto en buen uso. Inspirando y uniendo, no sólo a su propio país, bajo una despiadada invasión rusa, sino al mundo, Zelensky se ha convertido en unas pocas semanas en una figura familiar que domina todas y cada una de las avenidas posibles de comunicación del mundo: la digital en todas sus modalidades, la prensa formal, las imágenes, las redes, las conversaciones privadas y públicas… todo lo copa el presidente ucraniano. Mientras tanto, su invasor, (de quien paso por alto escribir su nombre en esta columna, porque mis dedos sencillamente se niegan) cada vez se proyecta más como lo que es: un hombre desquiciado, deleznable y enfermo de poder.


En París, en Madrid, en Berlín, en Londres, en cada rincón de América Latina y del resto del mundo vemos a diario escenas conmovedoras de solidaridad. La unidad global que no logró la pandemia, la logró esta guerra.

Hemos visto a los mismo astronautas rusos vestirse con los ubicuos colores azul celeste y amarillo de la bandera de Ucrania. Hemos visto a la productora de un noticiario ruso interrumpir la transmisión con un cartel que decía: “Les están mintiendo”. Hemos visto a la primera bailarina del Bolshói abandonar Rusia por la guerra: “No puedo permanecer indiferente”, dijo Olga Smirnova.


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Si Ucrania es el proverbial David frente a Goliat, Zelensky ha probado ser un maestro con esa piedra y esa honda bíblica, que en su caso, son más bien video selfies, el manejo magistral de la palabra, de las herramientas de comunicación, y de frases memorables que ya grabaron el conciencia mundial como: “Cuando nos ataquen, nos verán las caras, no las espaldas”.


Lo que ocurre en Ucrania, como todas las invasiones, es desgarrador a un nivel tan profundo que casi le hace a una perder la fe en la humanidad. Ver la imagen de una mujer embarazada muerta por un ataque a un hospital, no tiene perdón de ningún dios o diosa. Ver a niños muertos, ataques a escuelas, residencias y todo lugar que habitan los civiles, es un acto de un criminal de guerra. No hay otro modo de entenderlo.


En medio de todo ese infierno, la valentía (que es mucha, empezando cuando rechazó una salida segura del país), la pasión, el verbo y la imagen de Zelensky es lo que mantiene a ese país de pie y desafiante ante el inmensurable poderío ruso. Como decía Patton: las guerras las ganan los seres humanos.


Todos los días vemos a un Zelensky al pie del cañón, con ojeras, en camisetas que han visto mejores días y con mensajes perfectamente calibrados y medidos para sus audiencias. Por otra parte vemos al otro, distante, frío, aislado, la imagen misma del político tradicional oxidado y passé. No es difícil calcular quién está ganando la guerra mediática.


Nadie, ni los expertos que han vivido y estudiado todas sus vidas el rompecabezas psicológico-político ruso, saben cuál será el desenlace. Lo sé, porque he escuchado atentamente a estudiosos del tema de las cuatro esquinas del mundo analizar con profundidad todo esto, y llegar a conclusiones de escenarios diversos. Pero en algo todos parecen coincidir: ante la codicia y la crueldad del líder ruso, la palabra y la imagen de un ex comediante, es la esperanza a la que se abraza el mundo.


Por Ada Torres-Toro 22 de marzo de 2022


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