Los hombres NO deben salir solos a la calle. Los amigos, cuando salen juntos, se deben acompañar hasta llegar a casa, no vaya a ser que salte una mujer de un callejón oscuro y los ataque.
¿Absurdo? Pues sí, al igual que la campaña que corre por las redes con el llamado urgente de que "las amigas nos tenemos que acompañar por seguridad".
Hay que darle dos segundos de pensamiento a las cosas antes de disparar un "share" sin decodificar lo que repetimos. Esta "nueva" campaña de que las mujeres tenemos que andar en rebaño para protegernos de los hombres, no es más que el "rebranding" de la vieja norma social que nos persigue como una condena: La calle no es para las mujeres; la calle es para los hombres. Y es ahí donde está el enorme problema.
La solución está en remover el peligro, no a quien sufre el resultado.
La solución no es que mis amigas me tengan que cuidar como fuerza de choque cada vez que salgamos (que sí lo hacemos, pero por favor). La solución es alcanzar un entendido colectivo de que la responsabilidad de modificar conducta recae sobre el que ataca, no sobre la que recibe el ataque.
Esta visión obsoleta y peligrosa es viejísima, y cada par de años asume un nuevo disfraz que encierra el mismo mensaje. Basta con recordar el controversial análisis de la escritora Camille Paglia quien, ante una ola de violaciones a mujeres en Central Park, NYC, en los 80, escribió que la mujer que se atreva a caminar sola de noche por el parque es una imprudente que se busca lo que le pase.
Si, ya sé. Seguramente piensas: "Pero tiene razón, es buscarse el peligro". Y yo insisto: La solución está en remover el peligro, no a quien sufre el resultado.